El apego
¿Qué
es el apego?
3.
Apego evitativo
El apego es un vínculo
afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre el hijo y
la madre (o más bien la persona encargada principalmente de su cuidado). Su
función es asegurar el cuidado del recién nacido. El apego cumple un rol clave
en el desarrollo psicológico del niño y en la formación de su personalidad.
En la literatura sobre la
crianza de los niños se encuentran gran cantidad de estudios que analizan el
apego y la influencia que tiene en la edad adulta. Por ello sabemos y es
importante destacar que según el tipo de apego el impacto en el comportamiento
adulto será distinto.
1.
Apego seguro
Este tipo de apego está
caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no va a
fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los
niños con apego seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno.
Hay buena sintonía emocional entre el niño y la figura de apego.
Las personas que han tenido un
apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus iguales de forma
saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las
personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es recíproca y no
les preocupa estar solos.
2.
Apego ansioso y ambivalente
En estos casos el niño no
confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad. Es por
ello que los pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la aprobación de
los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el
ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la
figura de apego.
Los adultos con este tipo de
apego sentirán temor a que su pareja no les ame o les desee realmente. Les
resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas,
ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así,
podemos decir que en la edad adulta este estilo se relaciona con la dependencia
emocional.
Los niños con un apego de tipo
evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les
provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco queridos
y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los demás y
evitan las relaciones de intimidad.
En el apego evitativo en la
edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen sentimientos de
rechazo a la intimidad y de dificultades de relación. Las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.
4.
Apego desorganizado
Este tipo es una mezcla entre
el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta comportamientos
contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas explosivas y a
la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse con
sus cuidadores.
Buscan evitar la intimidad,
pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones que esto les
provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo
que impide la expresión de las emociones positivas.
Los adultos que han tenido
este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta carga de
frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones,
si bien en el fondo son su mayor anhelo.
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